Usar adecuadamente el tiempo

Se dice que el tiempo libre es tan esencial como el sueño o alimentarse, porque permite un estado de equilibrio psicológico, de integración social y de salud física. Es importante para que los niños y jóvenes puedan enfocarse en sí mismos, reflexionar, descansar y dedicarse a aquellas ocupaciones que desarrollan su espíritu. Es un tiempo importante, que debe surgir de la posibilidad de que los chicos puedan definir sus propios objetivos y tomar sus propias decisiones, en lugar de tener un cronograma planificado por otros.

El buen uso de este tiempo trae consigo la posibilidad de mejorar una serie de habilidades motoras, sensoriales cognitivas y sociales, además de reducir tenciones emocionales y prepararlos para ser independientes y aprender a diferenciarse de los padres, fortaleciendo la autoestima, mejorando la salud mental y la calidad de vida.

El tiempo libre es invaluable para todo ser humano, no obstante, en el caso de los niños, se trata de una verdadera necesidad puesto que, al desconectar de los deberes, pueden expandir su potencial aún más y, por supuesto, recargar energías para retomar las actividades.

A pesar de que muchas veces los horarios de los padres resultan un tanto complicados, se hace indispensable el hecho de intentar mantener una rutina sana con la que los niños puedan aprender a administrar bien su tiempo. De esta manera, aprovecharán no desperdiciarán su tiempo libre ni cometerán excesos que puedan perjudicarlos.

El tiempo libre está destinado al descanso, a la diversión y al desarrollo de la personalidad y la sociabilidad. El descanso pasivo consiste en emplear el tiempo en no hacer nada para recuperarse de la fatiga causada por el esfuerzo intelectual o la actividad de la vida diaria e incluye las horas de sueño. Este artículo pretende revisar el descanso activo, considerado tiempo de diversión o de cambio a actividades que divierten al niño (el juego, las vacaciones activas). También aporta alguna reflexión sobre el aburrimiento y la transformación del ocio en un bien de consumo.

Las nuevas tecnologías forman parte de nuestra vida cotidiana y han irrumpido con fuerza en el tiempo libre de niños y adolescentes, desplazando al juego activo no reglado, al deporte, a la conversación, a la lectura y restando horas al sueño. Sin embargo, forman parte de nuestra cultura y es responsabilidad de todos educar a los niños en su uso, bajo la supervisión de los padres.

El aburrimiento tiene aspectos positivos: estimula la creatividad; ayuda al niño a observar, a reflexionar, a imaginar, a crear. El tiempo muerto es un espacio en el que el niño aprende a estar consigo mismo.

Durante muchos años, aburrirse ha sido casi una vocación de los niños. Como algo a lo que no pudieran escapar, siempre llegaba ese momento del día en el que planteaban su decepción por no tener nada para hacer. Aunque parezca extraño, estos espacios y tiempo para el aburrimiento son importantes para su desarrollo. ¿Cómo? Aquí te lo contamos.

Los padres de hoy se preocupan muchísimo —a menudo demasiado— por que a sus hijos no les falte nada. No solamente en lo que respecta a las necesidades básicas; también buscan ofrecerle todo lo posible en cuanto a oportunidades y gustos.

Finalmente, también se debe remarcar que los niños aprenden de los padres constantemente. Entonces, si ven que nos pasamos el día corriendo de aquí para allá y con el teléfono celular en la mano, es seguro que lo imitarán.

Lo ideal es justamente lo opuesto: déjate tiempo para disfrutar del placer no estructurado. Muéstrale que estás disponible para involucrarte en las actividades que a él se le ocurran y, sobre todo, interésate por sus ideas. Esta relación de afecto, al igual que los espacios y tiempo para el aburrimiento, es muy importante para ellos.

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