La lluvia es un símbolo potente, uno que desentraña soledad, melancolía y tristeza, uno que tiene un insólito origen: la fisiología humana. Basta decir que en Macondo llovió cuatro años, once meses y dos días seguidos para relacionar este fenómeno atmosférico con la trama, los sentidos, el ánimo, la actividad y la poca energía, no solo de los Buendía, sino de todos los habitantes del pueblo ficcionado de Gabriel García Márquez en Cien años de soledad.
A muchas personas los días lluviosos y grises, les produce tristeza, desmotivación, desgana por hacer cosas, flojera para levantarse, dolor de cabeza… Sin embargo cuando hay sol se sienten enérgicos, alegres, motivados. Y aunque no lo parezca, la explicación detrás de ello, está en el interior de nuestra cabeza, en los procesos fisiológicos y químicos que realiza nuestro cerebro. En esto, la luz solar tiene mucho que ver, puesto que influye en la actividad de una sustancia cerebral: la serotonina (un neurotransmisor que permite la comunicación entre neuronas), y es parte importante del sistema que regula nuestro estado de ánimo. De hecho, la secreción baja de esa hormona produce estados de depresión biológica en las personas.
POr otro lado, con la oscuridad (en la noche) se produce de manera natural melatonina, que es una sustancia que nos prepara para el sueño, se encarga de relajar todo nuestro cuerpo, por lo que aumenta la somnolencia y baja la temperatura corporal.
En días con poca luz y lluviosos, nuestros receptores cerebrales reciben una señal confusa. La hormona melatonina comienza su producción y nos indica que es hora de empezar a desactivarse; si a esto le sumamos que la produción de serotonina baja, es de esperarse que nuestro humor decaiga. Por eso en días con poca luz nos podemos sentir con menos ganas de hacer cosas.
Desde luego, la falta de luz es sólo un factor por el que muchas personas se deprimen en días nublados. Tan es así que, en los países cercanos al círculo polar ártico, donde la noches duran hasta 6 meses, los extrangeros reportan sufrimiento emocional casi inexplicable, todo porque sus cuerpos no están aconstumbrados a las señales que provee el ambiente que les rodea.
Desde luego, para deprimirse se requiere, no solamente ausencia de luz, sino también es necesario que se produzcan cambios a nivel hormonal, conductual y del pensamiento. Por esto mismo, es recomendable en los días de poca luz decidas activarte a pesar de la dejadez percibida, hacer cosas de interior que gusten. Hay muchas opciones, así que un día lluvioso no debe impedir un estado de bienestar.
¿Qué hacer si los días de lluvia afectan a tu estado de ánimo?
Como ya vimos, un cambio en el clima puede hacer que tu ánimo y tu actividad también cambien. Por tanto, será necesario hacer un esfuerzo consciente; para que esos días más oscuros no nos terminen oscureciendo también a nosotros.
Así que, si eres de esas personas a las que les pone tristes un día de lluvia, ten en cuenta que puedes planificarlo para que no sea tan triste.
Organiza algún plan dentro de casa
El hecho de que la tarde no esté como para pasear por la calle, no quiere decir que la tengas que pasar en cama. Puedes organizar algo con la familia, algún juego de mesa o una sesión para aprender alguna habilidad nueva; también puedes organizar una merienda con amigos o amigas; el tener que estar pendiente de todos los detalles, hará que te entretengas y mejore tu ánimo.
Quizá no te parezca un plan muy divertido; pero si normalmente no dispones de mucho tiempo para estas tareas, podrías aprovechar una tarde de lluvia para ordenar tus estantes y armarios, por ejemplo.
Recuerda que, cuando hay orden a tu alrededor, y has tirado a la basura cosas que ocupaban espacio y no servían para nada, tu sensación de bienestar aumentará y mucho.
Haz esas llamadas de teléfono que tenías pendientes desde hace tiempo
También puedes aprovechar una tarde de lluvia para llamar a esa amiga de la que te acuerdas con frecuencia y que no terminas de llamar. Iniciar una videollamada con tus padres o con alguien que hace mucho tiempo no conversas. Hablar con alguien es saludable para nuestra mente; y verás que después de una buena conversación, tu estado de ánimo habrá cambiado mucho.
También puedes hacer cosas fuera de casa
Que el día esté lluvioso no tiene por que obligarte a permanecer en casa, ni mucho menos; para eso están los paraguas y los sobretodos. Se pueden hacer actividades fuera de casa también; como ir a un museo, a visitar a un amigo, a una exposición, etc.
Cualquier cosa que te haga levantar del sofá, podrá animarte. Recuerda que, aunque a veces lo tapen las nubes, el sol siempre sale.