La gratitud se ha asociado a mejores parámetros en salud física como disminución de marcadores proinflamatorios y aumento de la variabilidad de la frecuencia cardiaca en reposo, mejor funcionamiento cardiovascular, mejor calidad de sueño y disminución de la presión arterial, mejor respuesta inmune, menores niveles de hemoglobina glucosilada y a una menor cantidad de síntomas físicos en general.
Desde la perspectiva de la salud mental, se ha asociado a resultados como mayores niveles de emociones positivas, satisfacción vital y conductas prosociales y a menores niveles de estrés en embarazadas, sintomatología depresiva, angustia ante la muerte, distorsiones cognitivas asociadas al peso y a la imagen corporal, sintomatología asociada al estrés, psicopatología en general, sintomatología ansiosa, consumo de sustancias y suicidalidad. Además, se ha asociado a una mejor calidad de vida y a una mayor adherencia a tratamiento. Incluso se ha visto que intervenciones centradas en la gratitud podrían ser utilizadas en pacientes suicidas, con resultados promisorios, al menos en el corto plazo, en parámetros tan relevantes en esta población como la desesperanza. Finalmente, también se ha descrito que podría utilizarse como complemento a la psicoterapia, mejorando los resultados de esta.
Desde la perspectiva de sus cercanos, los amigos y familiares tienden a reportar que quienes practican la gratitud se ven más felices, es más grato compartir con ellos y, en general, se les considera más optimistas, confiables y dispuestos a ayudar.
Además de los beneficios descritos anteriormente en población general y clínica, una revisión reciente, que incluyó más de 32 artículos, exploró la gratitud en pacientes, familiares de estos y en profesionales de la salud. Esta mostró que, en general, los pacientes y familiares de estos son agradecidos por los cuidados que entrega el equipo de salud, particularmente si fue en momentos vulnerables, si se mostró preocupación real por la persona o si respondió adecuadamente a una necesidad particular, destacando principalmente las habilidades interpersonales por sobre las técnicas en los equipos. También mostró que cuando los profesionales de la salud perciben la gratitud de sus pacientes y se sienten agradecidos, mejora su bienestar, disminuyen sus niveles de burnout, incrementa su motivación y se promueve el desarrollo de una práctica profesional más plena y reflexiva, entre otros beneficios.
En relación a lo anterior, podemos dar cuenta de la importancia de promover gratitud en los equipos y en la atención de salud, lo cual se ha visto que es posible mediante intervenciones concretas, las que tendrían ventajas en su aplicación en profesionales de la salud respecto de otras intervenciones, como el poder ser autoaplicadas, demandar poco tiempo y no ser estigmatizantes.
Estudios recientes indican que experimentar gratitud aumenta el afecto positivo, la satisfacción con la vida y el comportamiento prosocial, inhibe los comportamientos de hostilidad y conduce a mejorar el apoyo social y el bienestar durante las etapas de transición de la vida. En una investigación llevada a cabo por Gordon (2011) se observó que la experiencia individual de la gratitud no sólo está relacionada con una mayor satisfacción personal, sino también con una mayor satisfacción de la pareja; es decir, que «las personas que decían sentir mayores niveles de gratitud tenían cónyuges que eran más felices con su matrimonio»
Los beneficios observados de la gratitud invitan a utilizarla como herramienta para mejorar nuestra salud física y psicológica. Algunas estrategias conductuales para expresar gratitud que podemos emplear en nuestra vida cotidiana son: escribir una carta de agradecimiento a una persona importante en nuestra vida y compartirla con ella (se le puede enviar o leerse personalmente); escribir regularmente listas de varias cosas concretas por las que se esté agradecido; pensar o escribir sobre cosas que agradecer de una manera más global.
“Los ensayos clínicos indican que mostrar gratitud puede tener efectos drásticos y duraderos en la vida de una persona. Puede reducir la presión arterial y mejorar la función inmunitaria. … Las personas agradecidas realizan más ejercicio, tienen mejores hábitos alimentarios, menos probabilidades de fumar y abusar del alcohol y mayores índices de adherencia a la medicación”