Cuando los niños deciden jugar no piensan: “Voy a aprender algo de esta actividad” pero su juego crea potentes oportunidades de aprendizaje en todas las áreas de desarrollo.
El desarrollo y el aprendizaje son de naturaleza compleja e integral; al elegir jugar con lo que les gusta, los niños desarrollan competencias en todas las áreas del desarrollo: intelectual, social, emocional, física.
El juego contribuye en gran medida al desarrollo físico y supone una de las razones prioritarias por la que los niños deben jugar. El poder del juego como motor del aprendizaje en la primera infancia y como una fuerza vital para el físico de los niños pequeños, el desarrollo social y emocional está fuera de toda duda. En contraste con el entretenimiento pasivo, el juego construye cuerpos activos y saludables. Gracias al juego los niños van comprendiendo su funcionamiento corporal de modo que incorporan capacidades como el equilibrio y la coordinación. (Solís García P. 2019).
Mientras los niños juegan, pueden aprender nuevas competencias sociales como compartir los juguetes o ponerse de acuerdo de cómo trabajar juntos con los materiales, y a menudo afrontar tareas cognitivas estimulantes como resolver el modo de realizar una construcción con piezas más pequeñas cuando no disponen de las más grandes. Los niños aprenden de una manera “práctica”: adquieren conocimientos mediante la interacción lúdica con los objetos y las personas, y necesitan mucha práctica con los objetos sólidos para entender los conceptos abstractos.
Los juegos de simulación o “simbólicos” resultan especialmente beneficiosos: en este tipo de juegos, los niños expresan sus ideas, pensamientos y sentimientos; aprenden a controlar sus emociones, a interactuar con los demás, a resolver conflictos y a adquirir la noción de competencia.
En términos más generales, el juego satisface la necesidad humana básica de expresar la propia imaginación, curiosidad y creatividad, a ser capaces de disfrutar y a utilizar nuestra capacidad imaginativa e innovadora. (UNICEF)
Juegos y actividades que puedes realizar con los peques de la casa:
- Atrapa la pelota con el vaso
- 2 o más participantes
- Materiales: 1 pelota pequeña, vasos desechables, dependiendo del número de participantes.
- Instrucciones: el juego se hace en el piso, uno de los participantes inicia lanzando la pelota a través del piso a otro participante, la pelota tiene que atraparse con el vaso y lanzarse de la misma manera, no debe haber contacto entre la pelota y la mano, sólo puede hacerse los movimientos con el vaso.
- Movimientos suaves y bruscos:
- Materiales: Aros de hula hula,10 pelotas pequeñas de plástico y cuerda.
- Instrucciones: Amarramos la cuerda al aro, se colocan las pelotas dentro del aro estando en el piso, el objetivo es halar la cuerda de manera constante alternando ambas manos, con la suavidad suficiente para que el niño logre traer todas las pelotas sin que se salga del aro. Estaremos trabajando la coordinación motriz, al alternar ambas manos y diferenciar los movimientos bruscos y suaves.
- Atrápalas
- Materiales: pelotas pequeñas, cesto o canasta, cuchara.
- Instrucciones
variante 1: uno de los participantes lanza las pelotas al participante que sostiene la canasta, tratando de atrapar todas las pelotas. Este juego puede realizarse al aire libre o en casa.
variante 2: los participantes trasladan las pelotas a la canasta sin tocar las pelotas, lo harán con una cuchara, hasta ver quien logra llevar más pelotas al otro lado sin dejarlas caer.
Referencias
Solís García, P. (2019). La importancia del juego y sus beneficios en las áreas de desarrollo infantil. Voces De La Educación, 4(7), 44-51. Recuperado a partir de https://www.revista.vocesdelaeducacion.com.mx/index.php/voces/article/view/112