DIMENSIÓN 06: Influir en los demás

Alejandro Magno, el genio bélico que conquistó casi todo el mundo conocido con su poderoso ejército, nos ha dejado muchas anécdotas para nuestro aprendizaje. Se cuenta que, una noche durante una campaña, ocurrió algo que nos enseña el poder que tenemos para influir en los demás.

El poderoso gobernante no podía dormir y salió de su tienda para caminar alrededor del campamento.
Mientras caminaba, se encontró a un soldado dormido en su puesto de guardia, algo bastante grave. La pena por quedarse dormido mientras uno estaba de guardia era, en algunos casos, la muerte instantánea.
El soldado empezó a despertarse a medida que Alejandro Magno se le acercaba. Reconociendo quién era el que estaba frente de él, el joven temió por su vida.
—¿Sabes tú cuál es el castigo por quedarse dormido mientras se está de guardia?— le preguntó el poderoso general al soldado.
—Sí… señor— respondió el soldado con una voz temerosa.
—Soldado, ¿cuál es tu nombre?— demandó Alejandro Magno.
—Alejandro, señor—
Al escuchar, el gobernante repitió la pregunta: —¿Cómo dijiste que te llamas?
—Mi nombre es Alejandro, señor— repitió el soldado.
Una tercera vez y en voz más alta preguntó Alejandro Magno: —¿Cuál es tu nombre? Así que, por tercera vez y con un tono muy apenado, el soldado respondió ya sin alzar la vista: —Mi nombre es Alejandro, señor—
Entonces Alejandro Magno miró al soldado directamente a los ojos y le dijo en un tono airado: —¿Y no sabes que yo, tu rey, me llamo también Alejandro? ¡Te ordeno, pues, que cambies de nombre ahora mismo o que cambies de conducta!

Influir en los demás

Desafortunadamente, temo que a muchos de los que se dicen creyentes hoy, se les puede plantear la misma disyuntiva del monarca macedonio: Es hora de analizar si debemos cambiar de conducta o dejar de llamarnos creyentes.
¡Cuántas veces la conducta equivocada o no consecuente de algunas personas, aparentemente buenas, ha causado graves daños a otros!
Porque una verdad indiscutible es que lo que hagamos o dejemos de hacer, se convertirá en un daño o beneficio para los que nos rodean. He aquí una responsabilidad personal e intransferible que no se puede eludir con disculpas egoístas. En esta vida, las acciones ─y omisiones─ escriben nuestra vida y resuenan para la eternidad. El mundo nos observa, los demás están mirando, están esperando, son eminentemente receptivos y quizá nuestro ejemplo sea la única ventana que tengan hacia la vida eterna y una mente sana.
 
     
        

“Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.”

Jesucristo

Dios espera que nosotros marquemos la diferencia en esta sociedad, que irradiemos la verdad de Jesucristo en medio de un mundo perverso y corrupto.

Dios espera que no sólo con nuestras palabras sino con nuestro testimonio guiemos a otros hacía El, que les mostremos el camino para salir de la oscuridad, de las tinieblas en la que se encuentran, para que sus vidas no naufraguen, para que puedan ver el camino correcto, la dirección correcta y puedan llegar a puerto seguro, que son los brazos de Dios, que puedan encontrar el camino hacia su morada eterna que es con Jesús en el cielo.

El fin de toda persona debiera ser la capacidad de influir en los demás de forma positiva, participando activamente en el mundo que lo rodea, para trasmitir con toda seguridad el gran mensaje de salvación y esperanza que se nos fue compartido.

El pueblo de Dios tiene muchas lecciones que aprender. Tendrán perfecta paz si conservan la mente fija en él, que es demasiado sabio para cometer errores y demasiado bueno para hacerles daño. Deben tratar de ver cuanta luz pueden derramar sobre las vidas de los que los rodean… Nunca deben olvidar que, porque reciben el amor de Dios, están bajo la más solemne obligación de impartirlo a los demás.

Ellen White

10 tips para desarrollar una Influencia Positiva

Según la revista FORBES, podemos realizar una serie de pasos para desarrollar la habilidad de influir positivamente en los otros, a fin de dejar una huella de nuestro paso, ser apreciados y trascender en cada oportunidad de convivencia, ya sea laboral, comercial, con la pareja, de negocios, de amistad o de servicio a la comunidad.

  1. Desarrolla gratitud: Cada minuto que estás vivo, cuenta; cada amigo, vale. Todas las cosas que pasarán en tu vida son dignas de apreciarse; no esperes a que no las tengas para disfrutarlas. Aprecia lo que otros hacen por ti. No escatimes en reconocimiento y agradecimiento; son las mejores herramientas para que las personas pongan lo mejor de sí mismas. Si quieres aprender más, puedes leer todo el tema de gratitud en nuestra página web.
  2. Respeta el principio de reciprocidad: La vida te cobra las cosas, tarde o temprano. ¿Quieres que te respeten? Comienza respetando. ¿No quieres chismes acerca de tu vida? No hagas caso de los que te dicen de otros, no hables a sus espaldas y mucho menos te metas en las vidas ajenas. Dar, siempre es bienvenido; todo gesto de nobleza y cordialidad seguramente tendrá su recompensa. Confianza, entendimiento, respeto y amistad no pueden existir sin una contraparte; son absolutos, se cultivan en la medida que los vas sembrando todos los días.
  3. Sé la mejor versión de ti: No hagas a nadie sentirse inferior, tampoco busques ser petulante ni prepotente, mira a los ojos, da un saludo que perdure, descubre los gestos y las expresiones de quienes te rodean. Hay miles de cosas buenas que te estás perdiendo por no tomarte el tiempo. Las buenas maneras, la cortesía, la civilidad, los ordenamientos son fundamentales, básicos, imprescindibles. Paciencia, diplomacia y pulcritud son expresiones de personalidades poderosas, asertivas, seguras, cultivadas, disciplinadas y de una autoestima sana y estable.
  4. Erradica los negativos: Deja atrás al pesimismo; el discurso programa la mente. Así que mejor limpia de tu vida las quejas, culpas, miedos, inseguridades, dolores, maldiciones, enfermedades… y ponlas a trabajar con un nuevo enfoque: voy a recuperar mi salud, voy a mejorar mis hábitos, no hay flojera que me dure etc.
  5. Vive con compromiso: La autoridad moral nace de la congruencia y la consistencia. Para ser un modelo social, para que te conviertas en una persona que influya en los otros, de quien se busca consejo, causa admiración y los motiva a seguirte, debes vivir bajo una sola línea entre tus ideas, tus acciones, tus motivaciones, tu palabra y tus resultados. Sé íntegro y congruente.
  6. Nunca dejes de aprender: La sabiduría, el conocimiento, la habilidad, el ingenio, todas esas cualidades te generan prestigio, seguidores y respeto. La influencia positiva existe cuando los otros te piden consejo, recurren a ti cuando quieren resolver un problema, te consideran una referencia, te recomiendan y hablan bien de ti. La validación social de tu reputación es la mejor publicidad de tu talento productivo.
  7. Disfruta cada momento a plenitud: Si tu concepto de una cena romántica es revisar tu mensajería, actualizar tus redes sociales en un buen restaurante, donde no sabes qué comiste ni qué bebiste, incluso inventando que estuviste con alguien, pero la compartiste con todos tus “amigos” y sacaste 20 likes, piénsale a fondo si te conviene cabildear una iniciativa para que se permita el matrimonio entre humanos y celulares, y que se incluya una app para formalizar el compromiso.El presente es breve, úsalo con sabiduría.
  8. Aférrate a lo bueno: Agárrate hasta con los dientes de la gente positiva, humanista, optimista, así como de las cosas buenas; si salió el sol, bien; si no, también. Que nada modifique tu estabilidad, no te dejes quebrar, saca fuerzas, coraje, voluntad, motivación de ti mismo, todos los días. Aguanta, resiste, lucha, perdura, supera la crisis. En momentos adversos, la gente quiere seguir a quien sabe mantener el rumbo con mano firme. Una tormenta puede desviar y hundir el barco, pero las historias se escribirán por la memoria de quienes lucharon contra ella –hayan ganado o perdido– y olvidaremos a quienes simplemente claudicaron.
  9. Viven en paz contigo: La única persona con quien vas a estar toda tu vida eres Tú. No la puedes abandonar, no te puedes divorciar, ni le puedes ocultar nada; te sabe hasta lo que a veces tú mismo no sabes de ti, y si te pones a pensar en lo que los otros se imaginan, mejor ni le muevas. Rectitud e integridad son escasas; ponte de ese lado. Aliviana el costal de tu vida, pues no falta quien le eche piedras.
  10. Nunca renuncies a dar lo mejor: Si eres de quienes ponen todo en su trabajo, en sus relaciones, respetas las reglas y ves que otros no lo hacen, no te desanimes, que no te importe y mucho menos que te desaliente. No culpes a nadie de tus errores; mejor busca cómo superarlos y no volver a cometerlos. Enfrenta los obstáculos: prográmate, proyéctate, visualízate, enfócate para vencer retos. No pidas no tener problemas; piensa, actúa y ruega por tener la fuerza para vencerlos.

Para refelxionar

¿Soy capaz de influir en los demás?

Al nivel más simple, la influencia es simplemente la combinación efectiva de tres elementos:

  1. Un comunicador – la persona que quiere influenciar a otras personas
  2. Un mensaje—lo que el comunicador desea que la audiencia crea o haga.
  3. Una audiencia – el receptor (o receptores) del mensaje. A lo largo de esta sección, nos referiremos a la persona o a las personas que se desea influenciar como la audiencia, aunque se trate sólo de una persona.

Por ejemplo:

  • Un hijo (el comunicador) desea que su madre (la audiencia) deje de fumar (el mensaje).
  • Una compañía (el comunicador) desea que los adolescentes (la audiencia) compren una marca de refresco de soda (el mensaje).
  • El presidente de una coalición (el comunicador) desea que los miembros de la comunidad (la audiencia) se conviertan en miembros activos (el mensaje).

¿Cómo puedo influir positivamente en las personas que me rodean?

Junto con las estrategias que acabas de leer, existe el Método AEIOU. Este método es una eficaz herramienta para mantener y fijar el rumbo de una conversación importante o en la que se quiera influir poderosamente sobre la otra persona y siempre en positivo, es decir, sin intención de manipularla. A través del Método AEIOU  lo que te asegura es:

  • Que la persona con la que hablas entienda tus puntos de vista.
  • Que la persona con la que hablas finalmente coopere para llegar a una solución en la que ambos salgáis ganando.

Para ello, el Método AEIOU sigue el siguiente procedimiento:

  • A de Admitir las intenciones positivas de la persona con la que mantienes la conversación.
  • E de Expresar los pensamientos y sentimientos de la otra persona.
  • I de Identificar la propuesta de la otra persona.
  • O de Objetivar los beneficios de la propuesta.
  • U de Unificar criterios que sean compartidos por ambas partes y asegurarse de que estos criterios adopten el compromiso de llevarse a cabo.

¿Cómo puedo derramar luz en la vida de otras personas?

Así como la distancia desde donde puede verse la luz de un faro depende de la potencia de la lámpara, así también sucede con nosotros, nuestro brillo dependerá de cuánto aceite hay en nuestra lámpara, de cómo está nuestra comunión con el Espíritu Santo.

La intensidad de nuestra luz dependerá de la relación que tengamos con Dios, de la búsqueda constante de su presencia y es por ello que debemos anhelar vivir llenos del Espíritu Santo.

Hemos sido escogidos por Dios como instrumentos de su amor, de su misericordia, de su bondad, debemos afectar a los que están alrededor nuestro, que cuando las personas nos miren vean algo diferente, que cuando hablemos escuchen algo diferente, que siempre tengamos una palabra de aliento, una palabra de edificación, una palabra que cambie, que transforme las vidas de los que están cautivos por las tinieblas.

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