Guía para una Mente Sana: 04 La culpa

El siguiente factor de salud mental es saber cómo lidiar correctamente con el sentimiento de culpa. Muchas personas viven con infundados sentimientos de culpa. Típicos ejemplos son el superviviente de una catástrofe natural o accidente donde le queda remordimiento por la muerte de otras personas o el niño que se siente culpable por el divorcio de sus padres. El gran objetivo de estas personas es aprender a no auto-inculparse, no pasarse con el autocastigo y a comprender que ellos no son responsables de esos males.

Pero comencemos por el princpio.

¿Cómo se genera la culpa?

Durante la infancia, desarrollamos el fuerte deseo de recibir amor y aceptación por parte de nuestros padres quienes, por otro lado, son los encargados de hacernos diferenciar el bien del mal.  Ante una buena acción se responde con aprobación; ante una mala acción la respuesta es la contraria: la desaprobación. De esta manera, desde niños adoptamos esa moral como condicionante de nuestro comportamiento y nos esforzamos por conseguir constantemente el ‘abrazo’ de nuestros grupos de referencia. Un código que se traslada a la adolescencia y, posteriormente, a la edad adulta, momento en que necesitamos formar nuestra propia moralidad para seguir desarrollándonos a nivel personal. La aceptación de los demás nos evita el dolor que sentimos por la culpa, y ésta se convierte en una potente herramienta de manipulación del comportamiento que, siendo adultos, puede que no sepamos manejar correctamente.

La culpa es una emoción muy relacionada con un comportamiento de autocastigo. Al sentirnos mal con nosotros mismos por la falta de aceptación, tendemos a machacarnos con un diálogo interno hiriente y peligroso. De niños aprendemos que la única manera de pasar de la desaprobación a la aprobación es sentirnos culpables y modificar el comportamiento para adaptarlo a lo que los elementos externos (padres, maestros…) consideran como correcto. Así, cuando siendo adultos nos encontramos en situaciones parecidas, podemos caer en conductas autocastigadoras en las que, ante la falta de reprimenda externa, nos convertimos en nuestros jueces más implacables, nos enfadamos y echamos la bronca a nosotros mismos, con todas las consecuencias que eso conlleva para nuestra autoestima.

¿Quieres no sentirte culpable?

A continuación, te contamos brevemente cómo librarte de la culpa.

Paso # 1: Afronta la situación con objetividad

Como se ha dicho anteriormente, la culpa distorsiona tu criterio sobre la situación, haciéndote padecer debido a una interpretación alejada de la realidad.

De manera que es necesario que comprendas la parte de responsabilidad que te toca y que te ha tocado en la situación por la cual te sientes culpable, pero de igual forma debes reconocer las variables que intervienen en ella.

Es así como te harás consciente que las cosas no dependen de tu estricto control, y sobrellevarás esos momentos en que los resultados no fueron los deseados.

Paso # 2: Asume cada experiencia como un aprendizaje

Aunque es cierto que en ocasiones somos responsables por completo de que algo no hubiese salido como se esperaba, y que hemos fallado, esto no justifica un sentimiento permanente de culpa.

Para superar ese sentimiento que puede llevarte a condiciones como depresión y ansiedad, entre otros, debes asumir la realidad como una fuente de aprendizajes.

Los errores que hayas cometido deben guiarte a evitarlos en el futuro y ser cada vez mejor.

Paso # 3: Desarrolla la autocompasión

Por lo general solemos ser tolerantes y compasivos con los demás. Ante sus errores, aun cuando nos afectan, estamos dispuestos a perdonarlos e incluso a animarlos para que sean mejores.

La pregunta es, ¿por qué no comportarnos de la misma forma con nosotros mismos?

El tercer paso es perdonarte, sin caer en el victimismo, sino con disposición a seguir avanzando a pesar de los errores cometidos. Así irás dejando la culpa atrás.

Paso # 4: Si es necesario, discúlpate

Seguro pensarás que este paso solo aplica cuando la culpa se produce porque has dañado en cierta medida a otros, bien sea con tus palabras o comportamiento.

Sí, es necesario pedir disculpa a otros cuando les has fallado, pero de igual forma debes pedirte disculpa a ti mismo si es necesario.

Esto te ayudará a hacerte consciente de que te sientes mal contigo por haber tomado la decisión equivocada, o por no haber dado tu máximo esfuerzo, u otras razones.

Paso # 5: Busca ayuda profesional

Por último, te recomendamos que, ante la persistencia del sentimiento de culpa, y si éste se profundiza afectando tu estado emocional e incluso tu conducta, busques ayuda.

Un psicólogo te permitirá desarrollar una perspectiva más centrada y racional para afrontar la culpa y vencerla.

Puedes optar por un psicólogo online quien mediante terapias te ayudará a formular estrategias para evitar que la culpa te afecte.

Conclusión.

Sí, por otra parte, hay personas que realmente tienen culpa por haber actuado mal. En estos casos, la confesión, el arrepentimiento, el perdón y la reconciliación son caminos acertados para evitar el peso de la culpa. Si este es tu caso, puedes comenzar aquí: Cómo vencer las tentaciones.

Es alentador saber que el Creador del universo concede a las personas la seguridad de su perdón, independientemente de la magnitud de la transgresión

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