Tener higiene personal

Higiene es salud”. 

Dicho popular

Así es, como la sabiduría popular señala, la higiene es un principio básico en la prevención de salud según el cual, es posible reducir el riesgo de contagio de numerosas enfermedades transmisibles con la aplicación de algunas medidas de aseo básicas. Sin embargo, un informe publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Infancia reveló que una tercera parte de la población mundial no implementa las medidas de higiene básicas, siendo los niños el colectivo más vulnerable.

No en vano los pediatras recomiendan inculcarles a los niños desde pequeños los hábitos de higiene que deben seguir a diario. Esto no solo mejorará su salud reduciendo el riesgo a enfermar, sino que también incidirá en su desarrollo haciendo que el pequeño sea más organizado, cuidadoso y autoexigente consigo mismo. Además, aprenderán a preocuparse más por su apariencia personal y su salud, ganando en autonomía, autodisciplina y voluntad. También es un ejercicio estupendo para entrenar la constancia y el esfuerzo personal en la formación de hábitos y el cumplimiento de metas personales.

Explique a su hijo o hija los principales hábitos de higiene en sus rutinas diarias como lavarse las manos antes de comer, después de jugar o de usar el baño; cepillarse los dientes; lavarse la cara y bañarse con regularidad. Hacerlo les ayudará a aprender que estos hábitos son indispensables. Una de las mejores formas de enseñarlo es describir los beneficios que les aporta el aseo diario a medida que lo hacen, como por ejemplo “poner jabón a nuestro cuerpo hará que huela muy bien y que estemos limpios sin bacterias o gérmenes”.


Pruebea esto en casa
Los buenos hábitos de higiene ayudan al niño a cuidar y a valorar su propio cuerpo y a percibir con satisfacción la limpieza como bienestar personal.

Cinco hábitos de aseo diario obligatorios

1. Cepillarse y mantener limpio el cabello

El cabello, al igual que el resto de la piel, se ensucia con mucha facilidad debido al polvo del ambiente y las secreciones del cuero cabelludo. Por eso, es importante lavarlo con frecuencia y cepillarlo diariamente para estimular la salud capilar y mejorar su aspecto. Se trata de unos de los hábitos de aseo diarios más elementales que el niño deberá aprender tan pronto como adquiera las habilidades motoras básicas. Al inicio ni siquiera es importante que el niño se cepille o lave bien el cabello ya que se trata de un ejercicio que requiere entrenamiento. Lo esencial es que concientice las ventajas que le reporta este sencillo hábito de higiene personal, mientras lo ayudas a obtener mejores resultados.

2. Cepillarse los dientes

Introducir el hábito del cepillado dental a edades tempranas es vital para garantizar una óptima salud bucal en el niño. De hecho, es la única manera para prevenir muchas de las enfermedades dentales como las caries, la halitosis y algunos problemas en las encías. Lo ideal es que a partir de los 3 años ellos solos sean capaces de cepillarse los dientes, aunque durante los primeros meses necesitarán la revisión constante del adulto. Es importante que realicen el cepillado desde las encías hasta los dientes, de manera circular y sin ejercer demasiada presión para no dañar el esmalte dental. Este ejercicio deberán repetirlo después de cada comida y antes de irse a la cama.

¿Cuándo deberían comenzar a cepillarse los dientes los niños?

El buen cuidado dental empieza antes de que salgan los primeros dientes de leche. Que usted no pueda ver los dientes de su bebé no significa que no estén allí. De hecho, los dientes ya se empiezan a formar en el segundo trimestre del embarazo. Cuando nace, un bebé ya tiene 20 dientes de leche, algunos de los cuales están completamente desarrollados dentro de su mandíbula.

He aquí cuándo y cómo cuidar de esas pequeñas piezas dentales:

  • Incluso antes de que a su bebé le empiecen a salir los dientes, pásele un pañito húmedo o una toallita húmeda por las encías para eliminar cualquier bacteria nociva.
  • En cuanto le empiecen a salir los dientes a su bebé, cepílleselos con un cepillo de dientes para lactantes. Utilice agua y una pequeña cantidad de pasta de dientes con flúor (la cantidad aproximada de un grano de arroz). Utilice una pasta de dientes con flúor que lleve el sello de aceptación de la Asociación Dental Americana (ADA, por sus siglas en inglés). (Si usa una pasta de dientes para lactantes que no contenga flúor, use también una cantidad reducida porque sigue siendo importante minimizar la cantidad de pasta que traga su bebé).

3. Lavarse las manos

Se trata de unos de los hábitos de higiene diarios más importantes pues basta para prevenir enfermedades como la tuberculosis, la neumonía, el cólera, la influenza y las infecciones gripales. Ten en cuenta que las manos son la principal herramienta de trabajo de los niños por lo que es usual que las pasen por superficies contaminadas y luego, cuando se las llevan a la boca o a los ojos, trasladan en ellas las partículas infecciosas que pueden enfermarlos. De hecho, las estadísticas indican que los niños que se lavan más las manos enferman menos que los que no tienen este hábito. Por eso, cuanto antes le enseñes a lavarse bien las manos, mejor. Eso sí, es importante que aprendan a lavárselas durante al menos 30 segundos, sobre todo después de jugar, ir al baño, toser o tocar superficies sucias.

4. Limpiarse y cortarse las uñas

Mantener las uñas bien cortas y limpias es una garantía de salud. Básicamente, debajo de las uñas se acumulan las bacterias y virus procedentes de las superficies que los niños tocan constantemente. Por eso, mientras más cortas, menos probabilidades habrá de que alberguen suciedad. Aunque más allá del tamaño, también es esencial mantenerlas limpias. Y cuanto antes le enseñes esto a tu hijo, mejor. Si es mayorcito puedes enseñarle a que se corte solo las uñas, pero si es pequeño será mejor que se las cortes tú para evitar accidentes. En cualquier caso, debes enseñarle cómo mantener las uñas limpias, puedes darle un pequeño cepillo de celdas suaves para que se las limpie cuando se lave las manos.

5. Ducharse

Probablemente se trata del hábito de higiene diario más importante ya que mientras el niño se ducha, elimina de su piel los restos de suciedad e infección. Ten en cuenta que la piel está expuesta todo el día a los agentes contaminantes del entorno, a las superficies sucias y a las secreciones que ella misma produce, como el sudor y la grasa corporal. Por eso, es importante limpiarla, al menos una vez al día, para eliminar la suciedad y las toxinas, permitiendo que los poros transpiren mejor. Se trata de un hábito que ayuda a prevenir enfermedades como la gripe, la sarna y el acné, a la vez que mejora la apariencia personal y la sensación de bienestar en el niño.

Conoce más